Acaban de encontrar en Atapuerca una mandíbula humana con una edad estimada de 1.200.000 años. Doce mil siglos de evolución no le han bastado al hombre para evitar la muerte por hambre de millones de personas en todo el mundo, abastecer de medicamentos las zonas más azotadas por enfermedades curables, universalizar la educación o legislar con éxito contra la concentración de la riqueza.
Tampoco ha sido capaz de impedir que gobiernen los tiranos, desterrar del planeta la tortura, hacer desaparecer la violencia machista, dejar de perseguir al otro por sus ideas políticas o religiosas o abandonar el invento de artilugios cada vez más sofisticados para matarse masivamente entre sí. ¿Cuánto tiempo más necesitará.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de marzo de 2008