La Bolsa española ha cerrado el primer trimestre del año con cierta confusión en cuanto a los datos. Si bien el resultado del Ibex 35 en este tiempo es el más negativo en más de cinco años, con una pérdida del 12,60%, el mes de marzo ofrece algunas esperanzas a los inversores, pues cierra en positivo después de cuatro meses consecutivos de descensos.
En esta última sesión, el Ibex 35 fue víctima de la presión vendedora sobre los grandes valores y cayó el 1,29%, cuando en el resto de las grandes plazas europeas los altibajos apenas superaron el 0,40%.
Para algunos observadores, la presión que sufrieron los grandes valores españoles estaba ligada al cierre trimestral de productos vinculados al Ibex 35, aunque no faltaba quien buscaba en el diferencial de inflación con el resto de la eurozona una posible causa de la caída.
El ambiente en los mercados europeos no era malo del todo, pues si bien la inflación sigue creciendo, la masa monetaria -efectivo en manos del público y algunos activos a corto plazo- frenó su ritmo en febrero. En Estados Unidos se publicó la inesperada subida del índice de marzo de los gestores de compras de Chicago, que se acercó al nivel de los 50 puntos que separa la actividad del enfriamiento de la economía.
Los ajustes trimestrales en los mercados no afectaron sólo a la renta variable, ya que el petróleo iniciaba un inesperado descenso de más del 3%, tanto en Nueva York como en Londres, lo que situaba el precio del barril de brent por debajo de los 100 dólares tras haber superado los 104 dólares durante buena parte de la sesión.
Esta vez, el retroceso del precio del petróleo no estaba ligado a los movimientos del dólar, pues la moneda estadounidense se cruzaba a 1,5815 unidades por euro a última hora de la sesión en Europa.
Los inversores españoles, desconcertados por los últimos movimientos de los valores, se mantuvieron un tanto al margen de la actividad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de abril de 2008