La censura del cortometraje del parlamentario holandés ataca directamente nuestro derecho a la libertad de expresión, conquistado con grandes sacrificios, libertad de la cual nos sentimos tan orgullosos en Occidente. Nadie ha salido en defensa de ese derecho. Y es indignante que la ONU ratifique esta censura. Yo clamo por su defensa.
Les animo a ustedes, como medio de información y comunicación, a hacerlo; a todas las personas que creen en la libertad. Porque si hoy ha sido ese vídeo, ¿qué será mañana lo que les irrite? Cualquier nimiedad bastará para imponernos su tiranía, y nos plegaremos a acatarla.
Esta Europa, tan vigilante de "ciertos derechos" de unos, más que de los derechos de todos, se parece a aquella que, con su postura timorata, consintió las actitudes de Hitler que desembocaron en la II Guerra Mundial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de abril de 2008