Wendy James, la sensual cantante inglesa que comandó durante un lustro el grupo Transvision Vamp, con el que despachó cientos de miles de discos y se convirtió en toda una sex symbol de la escena pop internacional, sigue en activo. Ese conjunto, con el que popularizó canciones en clave de pop rock como Baby I don't care, If looks could kill y Born to be sold, se separó en 1991, pero ella ha retomado su carrera artística al frente de Racine, la banda que le respaldará mañana durante su actuación en el Plateruena Kafe Antzokia de Durango (22.00; 15 euros).
Con esa formación editó el pasado 18 de febrero 2, un segundo disco, doble, algo más duro, más rockero que su predecesor, y con menos detalles sintéticos. Por eso la vocalista luce en vivo su melena rubia, empuña la guitarra y muestra mayor fiereza y apego al ruido que antaño a la hora de fusionar elementos del punk, el rock y el pop.
James grabó tres álbumes al frente de Transvision Vamp, y en 1993, al poco de finalizar esa exitosa aventura, se estrenó en solitario con Now ain't the time for your tears, un disco compuesto en su integridad por Elvis Costello y Cait O'Riordan (The Pogues) que no bastó para afianzarla y al que siguió una década de cierto ostracismo. Ya en 2004 publicó Number one, primera entrega de Racine, quinteto afincado en Nueva York (Estados Unidos) que en su página web (http://www.myspace.com/theracineworld) señala como influencias a Bob Dylan, Jimi Hendrix y los exponentes de la new wave.
La de Durango, donde Suzy & Los Quattro será el grupo telonero, es la primera escala española de una gira que hoy recala en Malmö (Suecia) y posteriormente lo hará también en Palma de Mallorca, Madrid, Valencia y Alicante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de abril de 2008