Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Curro Romero, académico de Bellas Artes

"Estoy muy nervioso, y está claro que éstos no son mis avíos; quiero que me perdonen los fallos y que me echen un capotillo". Con estas improvisadas palabras comenzó el diestro Curro Romero su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla, rodeado de una inusitada expectación y acompañado por numerosos representantes de la torería, la nobleza, el empresariado y las artes en general.

Elegantemente vestido con el reglamentario chaqué, sentado junto al traje de luces, corinto y oro, que usó en su última comparecencia en la plaza de la Maestranza, y que ha donado a la institución académica, el diestro sevillano desgranó unas breves y emocionadas palabras sobre su sentido del toreo.Agradeció, en primer lugar, que se haya concedido a la tauromaquia la categoría de una de las bellas artes, y el honor lo compartió con los toreros que se fueron, Belmonte, El Gallo, Chicuelo y Ordóñez, entre ellos, "y con los que han venido a engrandecer este acto". Y nombró a todos los toreros presentes, entre los que se encontraban Antoñete, Ortega Cano, José Tomás, Cayetano y Emilio Muñoz, junto a reconocidos ganaderos; su apoderado, Manolo Cisneros, y su mozo de espadas, Gonzalito.

Dejó claro que la distinción no era a su persona, sino a la fiesta de los toros, que entiende, según dijo, "como una armonía, una inspiración, una forma de expresar el sentimiento, como lo muestran el compositor con sus notas o el pintor con sus pinceles". "Los toreros, -continuó-, no somos matarifes; nuestro destino y nuestra voluntad es crear belleza".

Le contestó Juan Miguel González, vicepresidente de la Academia, quien afirmó que el homenaje a Curro "es un desagravio al arte del toreo, al que no se le ha dado, tradicionalmente, la importancia que merece", y destacó que en el torero de Camas confluyen "la nobleza del pueblo, la aristocracia del talento natural y la genialidad del artista".

El solemne acto lo abrió la presidenta Isabel León, quien señaló que "por primera vez en la historia, esta real corporación abre sus puertas a un gran artista".

Al termino del acto, Curro comentó el voz alta y con amplia sonrisa: "He temblao más que cuando iba pa la plaza a toreá".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de abril de 2008