Exigir un magnífico partido en el que los dos equipos jueguen bien parece un lujo. Se da poco. Lo habitual es que uno juegue bien y otro mal, o que uno juegue primero bien y luego mal o que ambos jueguen mal. Nunca se sabe qué es antes, si el huevo o la gallina. El Athletic hizo un más que buen primer tiempo y un segundo que rozó el aprobado, lo que coincidió con un aprobadillo primer tiempo del Espanyol y una más que buena segunda mitad. Así que entre ambos garantizaron una dosis de pundonor sobresaliente, un muestrario aceptable de buenas jugadas y un catálogo de oportunidades que demostró que los dos equipos andan justitos en esa asignatura. El Athletic malgastó dos mano a mano con Kameni que Javi Martínez y Susaeta (dos muchachos) no supieron resolver. El Espanyol se tropezó con el poste tras un magnífico disparo de Rufete y con un penalti lanzado al segundo graderío por Tamudo.
ATHLETIC 1 - ESPANYOL 0
Athletic: Armando; Iraola, Ocio, Amorebieta, Del Horno (Koikili, m. 67); Susaeta, Javi Martínez, Yeste (Muñoz, m. 37), Gabilondo; Garmendia (Etxeberria, m. 57) y Llorente. No utilizados: Aranzubia; Prieto, Aduriz y David López.
Espanyol: Kameni; Zabaleta, Jarque, Torrejón, David García; Rufete (Coro, m. 46), Ángel, Moisés, Valdo (Riera, m. 46); Luis García (Jonathan, m. 87) y Tamudo. No utilizados: Lafuente, Chica, Ewerthon y Lola.
Gol: 1-0. M. 13. Garmendia, de cabeza
Arbitro: Paradas Romero. Amonestó a Ocio, Del Horno, Javi Martínez, Etxeberria, Armando, Luis García, David García, Zabaleta y Moisés.
Unos 35.000 espectadores en San Mamés.
Antes de que todo eso ocurriera, Gabilondo se sacó un centro típico de zurdo con clase; uno de esos centros que antes abundaban y ahora escasean; centros tocados, fuertes, que miden al milímetro la manera de superar al defensa y dejar quieto al portero en la raya de gol. Centros de ésos que prácticamente dan en la cabeza del compañero, como tirando a dar, y que Garmendia resolvió con inteligencia limitándose a poner la frente sin parpadear. El chico, que hace dos semanas dio el gran susto en San Mamés al chocar con el portero del Getafe, Abbondanzieri, fue aplaudido a rabiar: por el gol y porque esta vez la cabeza le dio una alegría que valió el partido. Debió matar el partido el Athletic en los primeros 45 minutos y lo debió empatar el Espanyol en los segundos. Pero el equipo de Valverde ha perdido el ángel de hace unos meses y, sobre todo, el gol, lo que es peor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de abril de 2008