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Mendoza evoca a Woody Allen y Monty Python en su última novela

Como emperador divinizado por La verdad sobre el caso Savolta, el templo romano de Augusto en Barcelona permitió ayer el culto a Eduardo Mendoza, que presentó ahí El asombroso viaje de Pomponio Flato (Seix Barral). Frente a cuatro columnas corintias, los misterios de la ciudad de los prodigios permitieron que Mendoza hiciera una enumeración caótica en la que salieron Monty Python, Woody Allen, Carla Bruni y el caganer para explicar su novela, en la que un Jesús "angelical, pero con orejas de soplillo, eso le humaniza", contrata a un detective para probar la inocencia de su padre José, acusado de un crimen.

"Me quería mover en el terreno del entretenimiento, de la parodia, donde se entremezcla todo un poco, como hace Allen en sus filmes, y se utilizan géneros distintos, como innovaron los Python", aseguró el autor de un remedo de las novelas de consumo de las que lleva camino de imitar sus cifras: en 10 días ha vendido 100.000 ejemplares. "Me molesta la repetición continua de modelo en esas obras", dijo el autor, que también justificó cierto aire escatológico -"forma parte de la tradición antigua y también catalana, con un caganer a más ante el declive de Santa Claus"-, y un seudoromance entre Magdalena y Jesús, si bien es una burla de la mezcla de "misticismo, religión y Carla Bruni" que invade la novela histórica y policiaca actual.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de abril de 2008