La verdad es que no logro ver el sentido progresista de la supresión del impuesto de sucesiones que ha anunciado el señor Zapatero, sobre todo si se trata de un impuesto progresivo y que no grava pequeñas herencias de familiares en primer grado. Quiero recordar con este motivo que, si Francia hubiera tomado una medida semejante, hoy no existiría en París un museo Picasso y cada uno de sus herederos estaría vendiendo los cuadros al mejor postor. Parece que Mitterrand era menos populista y tenía más sentido común.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de abril de 2008