Puede que en otro momento o estación del año las ideas de esa señora me hubieran dado risa; pero, así es la condición humana, en esta tarde lluviosa de primavera, he tenido que leer cómo alardea de que su partido sea la única opción que no tiene hipotecas con su pasado, cuando herederos del pasado, de una u otra forma, querámoslo o no, somos todos; cómo imputa al PSOE de 1936 descreimiento y debelación de la democracia (¿no fue de militares africanistas, obispos, banqueros, monárquicos y fascistas la conjura contra la República?), para a renglón seguido protestar de que la izquierda gobierne hasta 2012 -por mandato de las urnas- durante 22 de los últimos 30 años, y argüir su consanguinidad con el gran Gil de Biedma y la homofobia de los comunistas catalanes de hace medio siglo contra aquél, para redimirse ella y redimir a su partido de sus políticas homofóbicas del presente. Todo ello me asquea como un insulto a la memoria, al entendimiento y a la voluntad; una afrenta propia de gente sin alma o sin vergüenza; ya lo dijo su patrón: "sin complejos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de abril de 2008