Le agradezco haber informado de mi nombramiento como director ejecutivo de la Fundación Anna Lindh para el Diálogo entre las Culturas.
Sin embargo, el titular se refería a mí como presidente, cargo que ostenta, desde el pasado 5 de marzo, el señor André Azoulay, consejero del rey de Marruecos y una de las personalidades más relevantes en el diálogo cultural y la cooperación política entre la UE y los países de la ribera sur del Mediterráneo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de abril de 2008