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CARTAS AL DIRECTOR

La crisis

Esta denominada desaceleración, ralentización, estanflación u otros tecnicismos al uso, de la economía, ha metido imprevisiblemente a los ciudadanos de todo el mundo en cuantiosas dificultades económicas; el porqué de este fenómeno de contracción de la economía mundial, según los analistas, deriva de las operaciones irregulares y descontroladas practicadas con las hipotecas de alto riesgo en EE UU, la consiguiente crisis crediticia y la falta de liquidez de las entidades bancarias, unido además, a la inflación producida por el encarecimiento de las materias primas y alimenticias.

Pero, en román paladino, esto significa que esta crisis es una consecuencia más de las fases hiperexpansivas del capitalismo, en este caso de la rama financiera y su total desregulación e inspección por parte de los organismos acreditados para ello.

El caso de España con las crisis de la construcción e inmobiliaria es más de lo mismo, un campo económico en máxima expansión que debido a la falta de unas normas reguladoras o incumplimiento de éstas para que ordenaran el sector, ha tensado tanto la cuerda que al final ha cedido. Las consecuencias ya las sabemos y padecemos.

En resumen, que tanto gobiernos, empresas, entidades bancarias como organismos económicos tanto nacionales como internacionales siguen valorando aún en demasía las esencias del mercado ultraliberal, sin considerar que estas esencias conservan en su ser un veneno angustioso y amargo que produce estragos en la vida de los ciudadanos, sobre todo de los económicamente más vulnerables.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de abril de 2008