Mientras, como ahora, se conozca de antemano el resultado de una votación en el Tribunal Constitucional o en el Consejo General del Poder Judicial, en función de la representatividad oficiosa que sus miembros tengan de las fuerzas políticas que los propusieron, las negociaciones que ahora mantienen los portavoces del PP y del PSOE en el Congreso para la renovación de estos órganos será pura pantomima. El desprestigio de la justicia no se soluciona con un nuevo talante negociador; si no se va a la raíz del problema, renunciando los partidos políticos a querer manipularla, ésta no será realmente independiente, ni tampoco habrá verdadera democracia en nuestro país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de abril de 2008