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Apuntes

La energía perdida en la convergencia europea

El mapa de titulaciones presentado ayer por el rector de la Universitat Jaume I de Castellón supone, entre otras cosas, la constatación del considerable desconcierto con el que se ha llevado a cabo la creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Una vasta iniciativa para hacer converger los estudios universitarios del continente que al final, según quienes la han seguido de cerca, no servirá para hacer converger casi nada. Cada país ha optado por tomar su rumbo y hoy ya resulta más que improbable que españoles, franceses, alemanes e italianos, por citar a cuatro de los grandes implicados, acaben teniendo modelos parecidos.

Las energías perdidas quedan a la vista con lo aprobado en Castellón: hace tres años las calles se llenaron de alumnos que protestaban por la supresión de decenas de carreras, en un proceso que pretendía simplificar los títulos de grado, haciéndolos más genéricos, y abría la puerta a que la especialización llegara con el nuevo master oficial. Al final del trayecto, muchos cambios normativos después, resulta que la Jaume I, que hoy tiene 28 carreras oficiales, tendrá 31.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de abril de 2008