Mercamadrid quiere crecer. Concretamente 453.000 metros cuadrados, un 25% más de superficie actual. Y lo hace por encima del poblado de Los Trigales, donde todavía viven 13 familias. Ayer comenzó la última tanda de derribos y tres familias se fueron a la calle. Literalmente. Porque no tienen derecho a ser realojados. Así que anoche varios niños y una mujer embarazada de nueve meses tuvieron que dormir en un parque del barrio de Pan Bendito. "Nos tratan como a perros", se quejaban. Pero frente al gigante complejo alimentario y frente al Ayuntamiento de Madrid, ha logrado resistir Carmen Gázquez. Un juez le ha dado la razón en su petición de paralizar el derribo de su vivienda. Y piensa resistir hasta el final: "No van a avasallarnos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de abril de 2008