Su acreditada sagacidad comercial, la inteligencia, la suerte, o la mezcla de todo ello, hace que Alejandro Fernández convierta en oro toda viña que toca. Primero, Pesquera, en Ribera de Duero; luego, Dehesa de la Granja, en Zamora, y finalmente, El Vínculo, en tierras manchegas, una aventura que no terminó de cuajar, quizá por el precio alto para un tinto de la zona. Y, sin embargo, sus vínculos son tintos modernos, elaborados a la última. El diseño tiene el sello inconfundible de una casa que siempre ha buscado la expresividad aunque fuera a base de arriesgar cierta rusticidad.
Pero Alejandro Fernández gusta del vino con cuerpo, bien dotado, carnoso, al que se le note la madera nueva, con un tostado bien definido. Vamos, lo contrario de los tintos manchegos de siempre, tan agradablemente ligeros como cabe esperar en tierras donde dominaba el blanco. Pero los tiempos cambian, incluso para este mastodonte castellano. Y ahí encaja este tinto indómito, elaborado a partir de cepas con más de 50 años, del pequeño pago Paraje de la Golosa, en Campo de Criptana. Un tinto complejo, intenso, con una extraordinaria carga frutal que se viste de especias cálidas y recubre de notas minerales. Que brilla en la hondonada de sus taninos maduros mientras la mora perfuma la boca que lo besa.
EL VÍNCULO GRAN RESERVA 2002
Bodega El Vínculo.
Campo de Criptana
(Ciudad Real). 650 92 04 87.
Tipo: tinto crianza, 14%.
Cepas: tempranillo (cencibel).
DO: La Mancha. Precio: 37.
Puntuación: 9/10.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de abril de 2008