Agresiones en el metro
Ella lo tiene en el móvil. Desde hace meses. Un vídeo de 30 segundos, de mala calidad, pasado de un teléfono a otro en las largas guardias de vigilancia del metro. "Ya sabes, un amigo se lo pasa a otro amigo... Hay muchos", explica ella, una vigilante menuda, con gesto resuelto y dispuesta a hablar con una condición: que no se la identifique.
Las posibilidades de convertirse en vigilante de seguridad varían en función de la empresa en la que uno desee trabajar. Metro tiene los servicios contratados a seis compañías. Un redactor de EL PAÍS intentó acceder a la preparación de vigilante en tres de ellas.
Es un trabajo mal pagado. O no. Basta echar un vistazo a unas cuantas nóminas de vigilantes del metro. Todas superan los 2.000 euros, aunque el sueldo base de un guarda no llega a 900. El aumento tiene trampa: horas extraordinarias a mansalva. Trabajar entre 10 y 12 horas diarias es habitual, según admiten media docena de vigilantes consultados.
Mónica vive con miedo. Teme quedarse, de un día para otro, sin techo bajo el que dormir. Su casa, en el sector 5 de la Cañada Real Galiana, el más cercano al distrito de Vicálvaro, está amenazada por una notificación de derribo. "Fui al juzgado y me dicen que está parado, pero después de lo que pasó el martes...". Lo que pasó el martes tiene en vilo a media Cañada.
Móstoles (210.000 habitantes) abrió ayer con una recreación histórica de la vida en la localidad a principios del siglo XIX el programa de actos de conmemoración del bicentenario del levantamiento popular de 1808. Talleres de artesanos, una taberna de la época, malabaristas, músicos itinerantes, calesas, escenas de la vida y el trabajo de los mostoleños de la época y una amplia participación de público, vestido con los trajes tradicionales, colapsaron las calles centrales del municipio.
Máquinas para ser vistas y escuchadas o tan sólo un ejercicio de estilo llevado a lo imposible, creado para ser expuesto en concentraciones de vehículos y ferias, como el Madrid Tuning Show & Festival, que hasta hoy se puede visitar en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo.