Nueve presos murieron ayer a machetazos en el centro penitenciario de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, durante una reyerta protagonizada por mareros, miembros de las peligrosas pandillas juveniles que azotan Centroamérica.
La disputa comenzó a raíz del asesinato a tiros del preso Rigoberto Contreras, alias el Chele Volqueta. Las imágenes de televisión mostraban los corredores ensangrentados de la cárcel. La policía se hizo más tarde con el control del penal, que alberga a 3.000 internos y está ubicado en el centro de San Pedro Sula, la ciudad industrial de Honduras y la más violenta del país. Dedicadas al secuestro, la extorsión y los asesinatos, las maras se han convertido en uno de los principales problemas de seguridad en Honduras, Guatemala y El Salvador.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de abril de 2008