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Crítica:CLÁSICA

Bach y sus maestros

El concierto titulado Calvinistas y luteranos a cargo del conjunto Cantus Cölln, reputado grupo en la interpretación del repertorio vocal italiano y alemán de finales del Renacimiento y del Barroco, se presentaba como una de las propuestas estrella del Festival de Música Antigua. Dirigido por Konrad Junghänel, el laudista y director que lo fundó hace más de 20 años, el programa se centró en la música religiosa de Bach y en la de tres compositores alemanes que le precedieron, Dietrich Buxtehude, Johann Hermann Schein y Heinrich Schütz, tres autores que se podrían considerar los maestros de Bach.

Se configuraba así un panorama no exhaustivo, pero sí representativo de la música vinculada a la Iglesia reformada en Alemania en la plenitud del Barroco. Bach estuvo representado por dos cantatas, la Cantata BWV 12 Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen (Lamentos, llantos, penas y temores) y la Cantata BWV 4 Christ lag in Todesbanden (Cristo yacía en el lecho de la muerte), que abrieron y cerraron, respectivamente, el concierto. En la primera las cosas no acabaron de funcionar, el pequeño grupo instrumental se mostraba desajustado y las voces tampoco acababan de encontrar el equilibrio adecuado entre ellas.

'CANTUS CÖLLN'.

Konrad Junghänel, dirección. Obras de Johann Sebastian Bach, Dietrich Buxtehude, Johann Hermann Schein y Heinrich Schütz. Festival de Música Antigua. Auditori. Sala Oriol Matorell. Barcelona, 27 de abril.

Por suerte, ese desajuste fue pasajero y ya en la segunda obra, la Cantata Bux WV 41 Herlich lieb hab ich Dich, o Herr (Oh, Señor, os tengo tanto amor), de Buxtehude, Cantus Cölln se afianzó, se acomodó a la sonoridad de la sala y empezó a sonar haciendo honor a su prestigio. Las cinco voces, dos sopranos, contralto, tenor y bajo, sonaron como prescribe la tradición de este canto, educadas, rigurosas en el estilo, pero como voces de fieles cantando en el templo y sin la impostación, el grosor y la proyección vocal de, por ejemplo, el canto operístico del mismo periodo. En el canto vinculado a la liturgia de las iglesias reformadas, a diferencia de lo que ocurre con la de la Iglesia católica apostólica y romana, lo que impresiona siempre es el conjunto y nunca la voz individual de tal o cual intérprete.

Terminado el concierto, en agradecimiento a los aplausos, el grupo interpretó el célebre Jesús alegría de los hombres de la Cantata BWV147 de Bach, una de las melodías más bellas jamás creadas y el único coral de Bach con el honor de ser elevado a la categoría de timbre de teléfono móvil.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de mayo de 2008