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CARTAS AL DIRECTOR

Moisés y el primer trasvase

Cuentan los textos cristianos la historia de un hombre valiente que, a los 80 años, osó enfrentarse al faraón, quizá Ahmose I, que esclavizaba a sus hermanos. Ese hombre era Moisés, el mismo que una noche calurosa de verano planeó la marcha a paso ligero hacia la tierra prometida.

Mientras miraba un cielo plagado de estrellas convenció a su pueblo de lo que terminaría siendo el éxodo a través de las aguas del mar Rojo (en realidad era el mar de Juncos, pero ésa es otra historia). Y aquí, como con casi todo en la vida, tenemos dos opciones: podemos pensar que conocía bien el paso por una zona menos inundada debido a las particulares condiciones climáticas de aquella época, o bien podemos admitir que Moisés partió en dos el mar Rojo como una naranja con la fuerza de su bastón. Este movimiento de agua convertiría a Moisés, según algunos eruditos actuales, en el primer responsable en la historia de un trasvase.

Moraleja: lo importante no es llevar agua de un lado a otro, sino saber dónde están las piedras.

Bien podrían dedicar algún tiempo los señores Valcárcel y Camps a buscar el camino que pasa por Murcia y Valencia; quizá en lugar de en Aragón lo encuentren más cerca del mar Mediterráneo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de mayo de 2008