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El CSN aún ignora las causas de la fuga radiactiva de Ascó

Las 1.625 personas analizadas no muestran contaminación

El origen de la fuga radiactiva producida el pasado noviembre en la central nuclear de Ascó I (Ribera d'Ebre) sigue sin aclararse. El motivo del accidente, punto que se había dado por solucionado, fue puesto en duda ayer por técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Miembros de este organismo se desmarcaron de la "versión ofrecida por la central".

Ésta se había asumido hasta ahora como motivo del escape. Supuestamente, se produjo porque un operario vertió un bidón de 50 litros de agua contaminada en la piscina de combustible. El sistema de ventilación del recinto acabó lanzando partículas radiactivas al exterior. Fuentes del CSN se distanciaron ayer de tal explicación, sin llegar a rechazarla. "Ni sabemos ni podemos corroborar que eso fue lo ocurrido", matizaron.

Un portavoz del CSN aclaró que la investigación sigue abierta, sin descartarse ninguna rectificación. "Lo que dijimos es la información que nos proporcionó la planta de Ascó. Estamos trabajando para confirmarla", dijo.

El CSN ya abrió un expediente a la central hace tres semanas por ocultar información. Los responsables de Ascó, propiedad de Endesa e Iberdrola, le habían quitado dos ceros a la magnitud de la fuga. Cuando el CSN detectó que el escape había sido 100 veces superior a lo reconocido, el incidente pasó a ser uno de los cuatro más graves de la historia nuclear española, como Greenpeace había alertado desde el principio.

Ayer esta organización reiteró sus criticas al CSN por cómo investiga la fuga. "Una de tres: o no son transparentes, o no dicen la verdad u ocultan muchas cosas", argumentó Carlos Bravo, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace. En la misma línea se manifestó Eduard Rodríguez, investigador vinculado al entorno nuclear y vocal de un comité que colabora con el CSN. "La teoría de la piscina no es verosímil", resumió. Rodríguez criticó también la falta de precisión en cuanto a las partículas emitidas por la nuclear y los métodos de detección empleados en su búsqueda. "Desvían la atención con actuaciones de grueso calibre", remachó Bravo en referencia a los análisis que el CSN efectúa a 993 personas ajenas a la central, en su mayoría estudiantes, que visitaron la planta antes de que el escape se hubiera hecho público. "Sólo se hace de cara a la galería", admitió ayer Francisco Sánchez, director de operaciones de Tecnatom, empresa que realiza las mediciones para el CSN. "Los análisis de personas ajenas a la planta no sirven para nada, pero tranquilizan a la gente", añadió. Sorteó así los eufemismos del CSN, que en una nota ayer justificaba tales mediciones por "sus aspectos sociales y psicológicos".

Ninguna de las 1.625 personas analizadas, de entre las 2.544 previstas, tiene restos de contaminación. Sánchez rechazó otra de las acusaciones de los grupos ecologistas: que Tecnatom, al estar participada por Endesa (45%) e Iberdrola (30%), sea imparcial en sus mediciones. "Todas las empresas tienen dueño, pero ante todo somos profesionales", zanjó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de mayo de 2008