Las rocas de Montserrat han sido el bautismo de una gran mayoría de los escaladores catalanes. Unos lo hicieron de la mano de un amigo o de un hermano cuando eran adolescentes. Otros conocieron esos maravillosos cristales conglomerados por el centro excursionista que frecuentaban. Un pasado que sigue siendo en el presente un refenrente del excursionismo: Montserrat.
El descubrimiento de esta montaña crea un vicio a sus visitantes. Son unas rocas únicas en el planeta. Pero no sólo son rocas, sino que todo su entorno invita al intruso a volver a sus rincones. Porque Montserrat siempre guarda alguna sorpresa. Un encanto de montaña, repleto de caminos: desde el monasterio a Can Maçana y desde Santa Cecilia a Collbató y El Bruc.
La ruta de la semana arranca de la localidad de El Bruc. Hace unos cuantos años era habitual aproximarse a las Agulles de Montserrat en transporte público. Un autocar permitía acceder al pueblo de El Bruc, donde los excursionistas se acercaban a las famosas agujas de la región oeste de Montserrat. Este camino, en al actualidad, es una ruta solitaria que asciende hacia el refugio Vicenç Barbé pasando por la zona denominada Els Pallers. Se trata de un itinerario largo, algo rompedor, pero de una gran variedad paisajística.
La ruta, apta para toda la familia, se inicia en la iglesia de El Bruc. Pronto un cartel pondrá al caminante en la buena dirección hacia el refugio y un campo de olivos indicará el inicio de la subida hacia las Agulles. Una zona boscosa, llamada bosque de Can Rovira, ya en pleno ascenso, permitirá al excursionista disfrutar de las primeras vistas de la vertiente sur de Montserrat. Después de una hora de camino por varios senderos, el caminante se encontrará con un último cartel con destino al refugio Vicenç Barbé, justo en plena arista denominada Era dels Pallers.
Tras tomar un refresco y alimentos en el refugio, el caminante puede optar regresar al punto de partida por un camino alternativo de la sierra de las Arnes. Una ruta familiar para una mañana bien aprovechada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de mayo de 2008