Me gustaría comenzar diciendo una frase de Teresa de Calcuta: "A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota".
Con esto pretendo plantear una reflexión. Normalmente, se piensa que cualquier pequeña cosa que se haga por el mundo es insignificante. Por ejemplo, una ducha de cinco minutos no es sólo un ahorro para nuestro bolsillo, sino también es algo ventajoso para garantizar la sostenibilidad de nuestro planeta. Y aunque pensemos que porque lo haga una sola persona no va a cambiar, no es así. Cualquier pequeña aportación, por mínima que sea, tiene un gran valor.
La sostenibilidad es satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro. Si queremos conseguir esto, tenemos que colaborar todos, bien sea reciclando, evitando el gasto innecesario de agua, o aprovechando al máximo la luz del día...
Hay miles de cosas que podemos hacer, y que creemos que porque lo hagamos individualmente no vamos a lograr nada, pero si pensamos que puede que haya alguien más en el mundo como nosotros, y que también lo va a hacer, podremos mantener e incluso mejorar nuestro querido planeta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de mayo de 2008