San Siro engalanado, 80.000 tifosi, los confeti preparados y enfrente un Siena que no se jugaba nada. Corre el minuto 82, el partido está 2-2, una pelota bombeada cae en el área del Siena y el árbitro señala penalti por falta de Riganò a Materazzi. El ínclito Materazzi discute con Cruz, agarra la pelota, resopla y tira. Ni fuerte ni flojo, a la izquierda del portero Manninger. Esa pelota valía un título. Manninger la detuvo sin despeinarse y el Inter dejó pasar su segunda ocasión de salir campeón del calcio. El Roma, que ganó por 2-1 al Atalanta en el Olímpico, está ya a un solo punto de distancia y los dos se jugarán el título en la última jornada, días antes de verse en la final de la Copa.
Será un domingo de infarto: el Inter visita al Parma de su viejo conocido Héctor Cúper, que necesita los puntos para salvarse del descenso. Y el Roma viaja a Sicilia para enfrentarse al Catania, rival directo del Parma, que le precede en sólo dos puntos.
Roberto Mancini iba a entrar en la centenaria historia interista como el segundo entrenador capaz de ganar tres Ligas en tres años consecutivos, algo que sólo el mítico Helenio Herrera había logrado antes, en los 60. La cosa se puso de cara pronto: a los 11 minutos, gol de Vieira. Pero Maccarone, un ex milanista, empató poco después y, aunque Balotelli empujó de cabeza el 2-1 antes del descanso, el Inter no aguantó y se dejó empatar de nuevo.
Todavía había tiempo y el árbitro se sumó con entusiasmo al ambiente tragicómico (Materazzi evitó con el culo un gol de Cruz) señalando penalti en un simple salto. Matrix, el tercero de la lista de encargados de tirar los penaltis, quiso la gloria y encontró el infierno. Tras el partido, el entrenador reveló que Materazzi se saltó su orden de elección: "El orden era Cruz, Balotelli y Materazzi. Pero los goles se pueden fallar y los penaltis también. Así es el fútbol".
Claro que peor le van las cosas al Milan, fuera de la Champions tras perder 3-1 en Nápoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de mayo de 2008