La composición del nuevo Gabinete ruso, que quedó definida ayer, confirma que habrá continuidad en la política que aplicará Vladímir Putin como jefe de Gobierno. El presidente, Dmitri Medvédev, firmó ayer los decretos de los nombramientos de los nuevos ministros, la mayoría de los cuales conservan su puesto. No obstante, puede decirse que el ala dura -compuesta por gente salida de los servicios de espionaje-, que luchaba contra Medvédev y a favor de su rival Serguéi Ivanov, se ve levemente debilitada con la salida de algunos halcones.
Putin -que tendrá amplias facultades como hombre fuerte del renovado régimen- presentó una nueva estructura de Gobierno, con más viceprimeros ministros y más ministerios que antes, ya que algunos fueron divididos. Los dos nuevos vicejefes primeros de Gobierno son Víctor Zubkov, que antes ocupaba el cargo al que ha pasado Putin, e Ígor Shuválov. Este último, que era ayudante presidencial y llevaba las conversaciones de Rusia con el G-8, es considerado un aliado de Medvédev. Ivanov desciende un poco y pasa a ser uno de los cinco viceprimeros ministros. Entre éstos destaca Ígor Sechin, que era vicejefe de la Administración de Putin y cabeza del ala dura en el Kremlin.
En los puestos clave todos repiten: Alexéi Kudrin continúa al frente de Finanzas -además de ser viceprimer ministro-; Elvira Nabiúlina, de Economía; Víctor Jristenko, de Industria, perdiendo parte de sus facultades, ya que su anterior ministerio quedó dividido en dos y ahora Energía queda aparte. También Serguéi Lavrov se ha visto reconfirmado a la cabeza de Exteriores, así como los titulares de Interior, Situaciones de Emergencia, Recursos Naturales, Desarrollo Regional, Agricultura, Educación y Sanidad.
Uno de las pérdidas del ala dura es Vladímir Ustínov, que era ministro de Justicia y antes, fiscal general. Lo reemplaza Alexandr Konoválov, que hasta ahora era representante del presidente en el Distrito de Volga. Konoválov es un antiguo amigo de Medvédev: ambos eran profesores de Derecho Civil en la Universidad de San Petersburgo.
El grupo de Sechin sufre la pérdida de un importante aliado: Leonid Reiman, quien al frente del Ministerio de Tecnologías Informativas y Comunicaciones era, según sus críticos, un oligarca en el Gobierno que hacía pingües negocios con sus amigos de los servicios secretos.
Nikolái Pátrushev, que desde 1999 encabezaba el Servicio Federal de Seguridad -el heredero del KGB-, pierde su cargo y pasa a ser secretario del Consejo de Seguridad, lo que también puede ser interpretado como un debilitamiento de los duros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de mayo de 2008