Riga Mustapha, de 26 años, es el máximo goleador del Levante en Primera. Es también, con ocho tantos, el goleador de su equipo en esta campaña que ya expira y que arrastrará consigo a un club asfixiado por las deudas: unos 60 millones de euros. Asimismo, es el único integrante de la plantilla a quien los aficionados granota creen poder reprocharle falta de actitud. Y así lo hicieron en el último partido, contra el Valencia.
No es la primera vez que ocurre desde que a sus declaraciones fuera de tono o a sus improvisadas canciones de denuncia se sumaron las dudas en torno a su profesionalidad. Tras días sin entrenarse alegando molestias diversas, Riga se borró de la convocatoria para el Betis-Levante. Como en anteriores ocasiones, la bronca fue sonora cuando fue sustituido minutos antes de finalizar el derby del pasado domingo. El delantero, ocurrente y díscolo, respondió a la grada con un descarado corte de mangas. No tiene tanto aguante como otros. Y el club se ha sumado a la fiesta. Ayer anunció que le abrirá un expediente por tan "desconsiderado" gesto.
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El expediente irá acompañado de su multa correspondiente, aún por determinar. Y no será la única. Riga también fue multado con 3.000 euros cuando se negó a jugar en Sevilla. Así, pues, ésta no es la primera sanción que le impone el consejo de administración, curiosamente el principal responsable de que el plantel sólo haya cobrado el 20% de su sueldo en las últimas dos temporadas. La causa de los recientes enfados del jugador, a quien le deben aproximadamente un millón de euros. El motivo por el que los jugadores han convocado una huelga indefinida que empezará el sábado y que hace peligrar la fiesta del Real Madrid el domingo si antes no cobran una cantidad cercana a los 13 millones que les debe el Levante. Un club que multa, pero no paga.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de mayo de 2008