El soporte de los 14.000 puntos en los parqués españoles pasó ayer una dura prueba. El optimismo con que se inició la sesión en todos los mercados europeos, apoyado en el cierre positivo de Nueva York en la jornada anterior, decayó pronto. Las malas noticias de la banca europea acabaron por castigar la cotización del sector.
Tal y como están los ánimos en el escenario financiero, no hace falta un gran cataclismo para que los inversores ordenen raudos la venta de sus títulos bancarios. Ayer bastó saber los resultados trimestrales de Fortis (peores que el año anterior) y que Crédit Agricole ampliará capital para que el sector sufriera un castigo prácticamente general en todo el continente.
También las entidades españolas pagaron los platos rotos. Si bien, los mercados ya parecen haber entendido que la posición de los bancos españoles es sólida y el castigo fue de menor entidad.
A las finanzas europeas se sumaron las palabras de Ben Bernanke. El presidente de la Reserva Federal cree que la tormenta financiera ya amaina, aunque la situación "dista mucho de ser normal".
Con estos mimbres, el Ibex 35 se dejó un 0,27%, y con un esfuerzo, que se tradujo en un volumen de negociación de 3.987 millones, logró conservar los 14.000 puntos, una altura que llegó a perder en las horas centrales de la jornada. Y eso que hubo más valores en el selectivo que cerraron la sesión con ganancias que con pérdidas.
El movimiento del resto de grandes índices europeos fue paralelo al del Ibex, pero con diferente magnitud y resultado. Su composición -la banca no es tan determinante como en la Bolsa española- explica los diferentes saldos finales: París y Francfort avanzaron posiciones; Londres retrocedió (también lastrado por los malos datos de precios en abril en el Reino Unido).
Por su parte, el mercado de crudo volvió a la senda alcista de la que se había salido el lunes. El barril brent, la referencia europea, se movió en torno a los 125 dólares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de mayo de 2008