Para Luis Alberto M. Hernández, la única opción de acceder a una vivienda pasa por conseguirla en un sorteo. "Con mi sueldo no me da para comprar nada en el mercado libre. Sólo aspiro a que me toque algo en un sorteo y a poder ser de alquiler".
Ya lleva varios pinchando en hueso, pero reconoce: "Aunque no toque, estoy abocado a los sorteos, a seguir intentándolo por esta vía". Ayer vivió con nerviosismo la sesión, pero "no más que otras veces". Suponía una buena ocasión para él: 219 pisos para los 2.700 aspirantes que se presentaban al cupo reservado para menores de 35 años. "Me las he visto en sorteos con menos posibilidades". Las condiciones que le ofrecía Vitalquiler eran de su gusto: una casa en Salburua (uno de los barrios en expansión de Vitoria), un alquiler por cinco años y la posibilidad de renovar por otros diez.
Y mientras llega su oportunidad, alterna las estancias en la casa de sus padres con algún alquiler compartido con otros amigos. "Al final lo que necesitas es algo para ti. No pienso en comprar. El alquiler me parece una opción fenomenal". En este caso, era de 315 euros. "Con mi sueldo, es justo lo que puedo pagar".
El joven no desespera, aunque al despedirse le queda la sensación amarga de la oportunidad perdida y, sobre todo, de que "con una casa propia todo es diferente".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de mayo de 2008