Quiero mandar una carta de disculpa a las personas inmigrantes, con o sin papeles, que habitan en nuestro país. Cada día siento más vergüenza de ser español, esta vez por la directiva que merma sus derechos fundamentales y que apoya un Gobierno socialista y, según se define, "garantista". Pero sobre todo por tener que mirarles a la cara en la calle o el metro, sabiendo que les tratamos como carnaza económica cuando los necesitamos y que, al mínimo atisbo de crisis, nos buscamos excusas para darles una patada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de mayo de 2008