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CARTAS AL DIRECTOR

Loor al presidente Montilla

En noviembre de 2006, el acceso de José Montilla, de origen cordobés, a la presidencia de la Generalitat de Cataluña fue considerado por una parte de la ciudadanía catalana poco menos que como una afrenta. ¡El territorio con mayor pedigree autonómico regido en la cúspide por un inmigrado!

En la actualidad, cuando sólo lleva año y medio de recorrido, la presidencia del señor Montilla empieza a ser vista, incluso entre los más reticentes, como una bendición. A la "chita callando", encerrado en su despacho, sin apenas mostrarse, el gobernante venido de Andalucía, nos ha enseñado a los naturales del principado lo que realmente significa ese "anar per feina" ("ir al grano, sin andarse por las ramas") tan cacareado entre nosotros (por más que a menudo desmentido por los hechos) como rasgo genuinamente autóctono.

Por lo demás, las virtudes del nuevo presidente no se limitan a la esfera del día a día, sino que inciden también en el ámbito de la alta política, empezando por el problema, espinoso pero crucial, del desarrollo del Estado autonómico, y muy especialmente del encaje de Cataluña dentro de él. En este sentido, su manera de plantear la exigencia de una financiación justa, ni insolidaria con el resto de España ni lesiva para Cataluña, componedora, no tiene precedentes en nuestro próximo pasado.

El artículo, valiente y lúcido, que sobre el tema publicó en este mismo periódico el 10 del presente mes, con la ventaja añadida de tener por autor a una persona que, por razones obvias, nunca podrá ser tildado de antiespañol, está destinado a hacer historia a uno y otro lado del Ebro. Al final, la mayoría de los catalanes de cepa nos congratularemos de haber contado, en uno de los momentos más críticos de la relación catalano-española contemporánea, con ese presidente nacido fuera de Cataluña que ha asumido, y de qué manera, nuestras reivindicaciones. Loor al president Josep Montilla.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de mayo de 2008