Asistimos a una brutal campaña mediática contra los biocarburantes.
Los biocarburantes no son la panacea que va a solucionar los graves problemas del cambio climático, la dependencia del petróleo o la hambruna mundial. Su contribución a paliarlos es incuestionable y hacerlos principales responsables de la subida del precio de los alimentos o del hambre mundial me parece una exageración sensacionalista.
Dicha campaña, con escaso rigor, demuestra el poder de ciertos lobbys como los mercados financieros especulativos y empresas petroleras, para lanzar una "cortina de humo" a la opinión pública y ocultar sus verdaderos intereses y despreocupación por solucionar desde la base los problemas de pobreza, todo ello apoyado sospechosamente por el FMI y el Banco Mundial.
La apuesta por los biocarburantes como propone la UE y apoyada por Alemania, Francia y España debe ser una alternativa meditada, valorada, sostenible y responsable. Y es necesaria pese a quien pese.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de mayo de 2008