Incredulidad, primero; estupefacción, después. Los partidos catalanes tuvieron serios problemas para evaluar las dubitativas palabras de la ministra Elena Espinosa en torno a una posible paralización del trasvase del Ebro. Todos coincidieron en que ahora no cabe plantearse esta posibilidad, comenzando por el portavoz del PSC, Miquel Iceta, quien tachó de "prematura" cualquier especulación en este sentido.
Debidamente preparado para responder a la ministra, Iceta recordó, papeles en mano, que los pantanos que abastecen Barcelona se hallan al 32% de su capacidad, lejos del 51% de hace un año, que ya preocupaba al Gobierno catalán.
Los otros partidos fueron bastante más críticos. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Ridao, advirtió de que "no se pueden cambiar las previsiones sólo por las lluvias caídas durante un fin de semana" y de que declaraciones de este tipo sólo evidencian "ganas de aumentar el follón". Convergència i Unió lo calificó de "frivolidad". Igual que Esquerra Unida i Alternativa, cuyo coordinador, Jordi Miralles, sostuvo que la ministra sólo contribuyó a "marear a la gente y a especular sobre una situación impredecible". "Ojalá lloviera", añadió.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de mayo de 2008