Con el decreto antisequía vigente, el Ayuntamiento de Barcelona se ha fijado una prioridad: garantizar que la quincena de piscinas municipales estén abiertas todo el verano. Muchas no se han vaciado en invierno y, para no incumplir el decreto, en las que sea necesario se recurrirá al agua del freático para rellenarlas. Todo menos usar agua de boca.
"A veces se ha frivolizado este debate. Hay gente que no puede irse de vacaciones y las piscinas son un recurso social de primer orden", argumentó Imma Mayol, teniente de alcalde de Medio Ambiente. Sólo tiene una duda: si se podrá utilizar o no la piscina de la Creueta del Coll, poco profunda y con el riesgo de que el agua se evapore con facilidad. Pese al problema técnico, el Ayuntamiento está dispuesto a desembolsar 8.000 euros para que funcione.
El Ayuntamiento explicó ayer las medidas que está poniendo en marcha para convivir en julio y agosto con el decreto antisequía. Hay cosas que son insalvables: las duchas de las playas no funcionarán y se han clausurado 141 fuentes. La de Montjuïc, con circuito cerrado, funciona con agua freática. Las áreas verdes se han visto afectadas: los técnicos de Parques y Jardines han limitado sus riegos a árboles, arbustos y jardines históricos. Además de no plantar nuevas flores, los jardineros han dejado de regar el césped y tienen previsto, cuando acabe el periodo de sequía, plantar otra especie más resistente y adecuada a los climas más cálidos y que tiene la particularidad de que en invierno se torna amarillento.
Desde que entró en vigor en febrero el decreto, para regar y limpiar las calles, el Ayuntamiento sólo ha utilizado agua del freático -su consumo ha aumentado el 21%- y su objetivo es limpiar y regar en la misma proporción que lo hacía el verano anterior. Para ello, dispone ya de siete camiones con depósitos que recorrerán las calles más estrechas y de difícil acceso de Gràcia y Ciutat Vella, además de 10 vehículos más para el riego.
Barcelona ha ahorrado desde febrero 400.000 metros cúbicos de agua, el 55% menos de consumo respecto a 2007 y es la ciudad española con menos gasto de agua y la sexta de Europa. "Ha habido un cambio cultural en el uso responsable y no hay marcha atrás", dijo Mayol. En este periodo, sólo se han puesto 25 sanciones por mal uso del agua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de mayo de 2008