Tras dos días de lluvias y una mañana pasada por agua, la tradicional procesión del Corpus -que estuvo a punto de trasladarse al interior de la Catedral de Valencia- volvió ayer por la tarde a recorrer el itinerario habitual por las céntricas calles de la capital. Pese a los aguaceros que a mediodía obligaron al concejal Félix Crespo a suspender la Cabalgata del Convite (cubriendo de plástico los legendarios personajes que desfilan), por la tarde escampó y la procesión se pudo celebrar sin mayores contratiempos. Miles de ciudadanos se acercaron a contemplarla, mientras los obligados cortes de tráfico blindaron el centro histórico a los coches, en beneficio de los paseantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de mayo de 2008