El 27 de mayo de 2007 el PP de La Vila Joiosa perdió la mayoría absoluta con la que había gobernado durante ocho años, pero mantuvo la alcaldía. Pocos días después, el 7 de junio, el alcalde, José Miguel Llorca Senabre, dimitió del cargo tras reconocer que había ejercido de médico sin serlo. El primer edil pidió, por carta, perdón a la población por un "error de juventud" y anunció que abandonaba la política. Un año después, el municipio se recuperó de aquel golpe y volvió a votar masivamente al PP en las elecciones generales (53% de los sufragios).
El PP no ha realizado autocrítica sobre lo sucedido y mantiene en su cargo a Llorca, como presidente. Y el ex primer edil continúa manejando al grupo municipal desde bambalinas. Tnto en el PP como en el pueblo le han perdonado. "Es mi amigo y lo será siendo, haga lo que haga. Es lo único que puedo decir", apunta Jerónimo Lloret, secretario general del PP. De hecho, nadie descarta que Llorca sea nombrado en las próximas semanas diputado en las Cortes Valencianas y rehabilitado oficialmente tras estar un año en un segundo plano.
Tras el escándalo, Llorca fijó su residencia en Madrid y ni siquiera compareció en un juicio de faltas alegando que estaba convaleciente. En este tiempo el ex regidor no se ha visto en ningún acto público. Tan solo estuvo en la capilla ardiente y funeral del ex alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, amigo de la familia, el pasado 1 de abril. Pero Llorca no se ha retirado. Ni él ni sus más directos colaboradores en la última etapa al frente del Gobierno local, entre ellos el ex concejal Marcos Santapau. "Consultamos temas que desconocemos, porque ellos son los que llevaban el peso de la gestión", admite Lloret. Pero fuentes del partido reconocen que Llorca es quien marca la estrategia y los tiempos y que el grupo prepara con el ex alcalde los plenos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de junio de 2008