Rafael Nadal celebró su cuarto título consecutivo de Roland Garros con una cena en el Café de L'homme. La tradicional recepción para homenajear al campeón en la embajada española en París, sin embargo, fue cancelada. Fue el último capítulo del enfrentamiento que mantienen los tenistas y Pedro Muñoz, el presidente de la federación.
Los ocho mejores jugadores de España, incluido Nadal, firmaron hace un mes una carta en la que anunciaron que no acudirían a ningún acto con Muñoz. El entorno del campeón avisó el viernes al personal de la embajada de que no iría a la recepción. Nadal, sin embargo, no supo nada del asunto hasta después de ganar el torneo el domingo ante Roger Federer.
"Evidentemente, estaba centrado en lo mío, que era jugar el partido", explicó ayer desde el tren que le llevaba a Londres, donde hoy debutará en dobles en el torneo Queen's. "En la embajada, cada año, se han portado maravillosamente conmigo. Tanto la ministra , como el secretario de Estado para el Deporte y el embajador estuvieron conmigo tras el partido, y se lo agradezco mucho", añadió; "no he querido hacer ningún feo ni a la embajada ni al Gobierno. Una invitación como ésa siempre es un honor. El problema no era ése". Nadal intentó acudir a la embajada para demostrar su agradecimiento por el trato recibido, pero fue "imposible", confirmaron fuentes de la federación, porque ya se había cancelado el catering y no se habían enviado las invitaciones. "Allá cada cuál con lo que haga", se limitó a comentar Muñoz; "no quiero hablar más del tema".
"Rafa no fue informado hasta el último momento", explican desde su entorno; "pero tiene una posición clara que expresó antes del torneo y en la que está alineado con el resto de jugadores. Se lo hicimos saber al embajador y nos disculpamos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de junio de 2008