Se puede flexibilizar el asunto de la tarifa mínima para los transportes y, al mismo tiempo, evitar el fraude, construyendo una sencilla aplicación informática que, bien, mediante web, bien a través de mensajes cortos SMS, recoja la matrícula del vehículo, el kilometraje y los litros repostados.
La matrícula se validaría con la base del Ministerio de Fomento o de las comunidades autónomas (quizá mediante pasarelas), para comprobar que el vehículo es de transporte de mercancías o de pasajeros (todos llevan una tarjeta de autorización); el kilometraje, los litros y la propia matrícula, para verificar que el vehículo no gasta mucho más de lo debido, lo que podría indicar que hay una venta fraudulenta de combustible a terceros, que deberían comprarlo a precio no subvencionado.
En dos tardes, cualquier ingeniero informático desarrolla, prueba y deja operativa una aplicación de este tipo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de junio de 2008