El paro de transportistas va a menos. A medida que pasan las horas, los camioneros contrarios a la movilización se atreven más a salir a la calle y comprueban, por lo general, que salen indemnes. Aunque hay excepciones. El jueves de madrugada, tres vehículos quedaron totalmente calcinados. No hubo heridos, pero los Mossos d'Esquadra sospechan que se produjeron acciones de sabotaje.
En Lleida, un camión frigorífico del Área de Guissona ardió a medianoche en el polígono industrial de la propia empresa. Media hora más tarde, otro vehículo de los supermercados Mercadona que salía a trabajar quedó calcinado en Sant Sadurní. El mismo destino corrió un camión cisterna estacionado en El Pont de Vilomara i Rocafort (Bages).
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Desde el lunes, los Mossos han detenido a cuatro personas por desórdenes, resistencia y desobediencia a la autoridad, además de daños y amenazas. La policía ha tenido que actuar en casi 500 ocasiones para garantizar la libre circulación de personas y coches. Además, ha impuesto 320 multas por infracciones de tráfico.
El paro de los transportistas ha tenido efectos contradictorios para la movilidad: las llamadas marchas lentas de camiones han causado retenciones (algunas, kilométricas) en las carreteras. Al mismo tiempo, la movilización ha permitido reducir el 2% el volumen de tráfico de la ciudad de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de junio de 2008