En cualquier otro país de nuestro entorno, las opiniones de Joan Puig no tendrían ningún hueco en los medios de comunicación. Si los ataques de este señor a la compañía Air Berlín por usar el castellano en vez del catalán han tenido eco no se debe a sus méritos sino a los pocos escrúpulos de los que se alían con quien haga falta para tocar poder. La persecución del castellano en ciertas regiones españolas es un hecho y creo que es positivo que en Europa se empiece a conocer, así que no está mal que algunos alemanes se hayan enterado de que en Mallorca le pueden llamar a uno nazi por hablar en español.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de junio de 2008