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Necrológica:

Noble, culto y de espíritu abierto

Peru Egurbide, periodista de EL PAÍS, falleció ayer en Madrid cuando estaba a punto de cumplir 62 años. Natural de Bilbao, había nacido el 4 de julio de 1946. Era Licenciado en Derecho y Ciencias Económicas por la Universidad de Deusto. Peru empezó a destacar como periodista en Información Comercial Española y Cambio16. Fundador de Diario16, desempeñó en ese periódico las corresponsalías en Bruselas y Londres. Ingresó en EL PAÍS en abril de 1984 como subjefe de la sección de Internacional. En julio de 1987 se trasladó en comisión de servicios a la revista El Globo, donde estuvo hasta octubre de 1988. Regresó entonces al área de Internacional en este periódico, y un año después pasó al equipo de Investigación. En septiembre de 1991 fue nombrado corresponsal en Italia, donde vivió seis años. De nuevo en la sede central del diario, Peru se incorporó al suplemento Domingo como redactor jefe. En octubre de 2000 inició su labor como corresponsal diplomático, labor que desempeñó hasta comienzos de este año, cuando una inminente y delicada operación quirúrgica le apartó de su dedicación profesional. En sus últimos años de actividad cubrió regularmente la información sobre la política exterior española y siguió los viajes del Rey y del presidente del Gobierno. En una de sus últimas crónicas de mayor impacto contaba desde la portada del periódico la tormentosa Cumbre Iberoamericana de Chile del pasado noviembre, en la que el Rey mandó callar al presidente venezolano Chávez. Peru Egurbide siguió de igual modo los viajes a España de mandatarios extranjeros. Estaba casado y tenía un hijo.

"El periodismo es el mejor oficio del mundo", afirma Gabriel García Márquez y así lo entendió siempre mi amigo Peru Egurbide. Dedicó su vida al periodismo con mayúsculas, a ese oficio conducido por una incesante búsqueda de hechos contrastados e información rigurosa. Trabajó en varios medios, donde aportó sus conocimientos y ponderación, y una honestidad profesional fuera de toda duda.

A lo largo de su trayectoria mantuvo un compromiso deontológico inquebrantable con la opinión pública, desde los tiempos de la fundación de Diario 16, en sus corresponsalías de Bruselas y Londres, hasta su ingreso en EL PAÍS en 1984, su destino en Roma y su regreso a Madrid en 1997. Peru antepuso la calidad y veracidad informativas a la inmediatez incierta, por ello ha sido un humilde y reservado maestro de periodistas.

Desde octubre de 2000 ejerció de corresponsal diplomático de EL PAÍS y, por ello, tuve numerosísimas ocasiones de dialogar con él. El trabajo y nuestra pasión por la política exterior nos hicieron trabar una buena amistad, de la que me enorgullezco.

Era un gran conocedor de la política internacional, y sus preguntas exigían siempre reflexión, porque eran fruto de la experiencia y del conocimiento. Peru Egurbide no se limitó a oír, porque sabía escuchar. No reproducía enunciados, porque valoraba y extraía el trasfondo de hechos y opiniones. Su actitud y competencia profesional me permitieron dialogar y discutir con él en muchas ocasiones sobre política y acción exterior, sobre la Comunidad Internacional, sus retos y desafíos, aunque no siempre con puntos de vista coincidentes que no minaron nunca nuestra confianza y respeto mutuo.

Por encima de su calidad profesional, destaco su extraordinaria humanidad, porque Peru ha sido una persona noble, culta y de espíritu abierto; como lo definió hace poco Miguel Ángel Bastenier, "un caballero a la antigua".

El adiós a este vasco concienzudo y meticuloso nos deja una enorme ausencia, tanto humana como profesional, aunque siempre permanecerá en nuestro recuerdo y en su producción periodística. Peru Egurbide es un ejemplo para periodistas de hoy y de mañana, y un hombre que jamás entendió la vida sin la música, su segunda gran pasión.

Miguel Ángel Moratinos es ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de junio de 2008