Era de esperar que las diatribas insultantes del radiopredicador de la Cope hallaran una respuesta judicial, como la reciente condena por sus ofensas contra Ruiz-Gallardón, Ensalzado por unos como paladín de la libertad de expresión (¡!), denostado por otros, un juicio equitativo del singular periodista de curiosa evolución ideológica resulta complicado.
En cualquier caso, conociéndole, esto no lo frenará, sino que alimentará su victimismo y no le impedirá continuar impune su campaña universal de descrédito de todo el que piense diferente, embarcado so capa de la libertad de expresión en su peculiar cruzada.
Hasta que quienes le pagan se den cuenta de cuán lejano es su mensaje del predicado por las Escrituras, proseguirá por el miedo de las víctimas de sus ataques a hacer algo que pueda interpretarse como limitación de la libertad de la que tanto se precia y abusa.
En el fondo, el perfecto producto mercadotécnico presuntamente "libre" frente a grupos económico-mediáticos más poderosos y ligados a la "izquierda" en el poder, Losantos representa para una derecha sociológica demasiado tiempo avergonzada de sí misma la reafirmación de la identidad grupal a través de un maximalismo extremista y preocupantemente cercano al discurso de los fascismos del siglo XX.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de junio de 2008