La Reserva Federal procedió ayer a un cambio de rumbo en su estrategia monetaria, al dejar los tipos de interés en el 2%, tras la más intensa rebaja vista en el precio del dinero en dos décadas: siete bajadas desde el 5,25% del pasado agosto. Y con una diferencia fundamental con respecto a los últimos meses: el banco central de EE UU afirmó que aún hay riesgos relacionados con el crecimiento, pero expresó también su preocupación con la inflación.
El responsable de la Reserva, Ben Bernanke, estaba acorralado. El mercado de crédito sigue tenso, la vivienda se deteriora, la inflación sube y el empleo se debilita, lo que arrastra la confianza del consumidor, en su nivel más bajo en 16 años. Por si todo eso no bastara, EE UU está en plena campaña electoral, lo que supone un riesgo político añadido.
El mensaje de Bernanke es un golpe de efecto. Por primera vez en meses utilizó un tono más positivo al hablar sobre la economía. Y aunque espera que los precios se moderen a final de año, las expectativas sobre un incremento de la inflación a corto plazo "han subido", y con ellas los riesgos. Uno de los miembros de la Fed -que está en pleno periodo de renovación- apostó incluso por una subida de tipos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de junio de 2008