La bacanal de la música en directo vive uno de sus momentos de esplendor en julio. En Cataluña, y sin olvidar la amplia oferta musical del ya iniciado festival Grec de Barcelona -que incluye los nombres de Vanessa da Mata, La Shica, Mísia y Dino Saluzzi-, es difícil encontrar durante este mes una localidad que no se apunte a la movida con alguna cita sonora, en ocasiones simples (y añejos) ciclos rebautizados ahora con una etiqueta festivalera para atraer tanto al público local, como al extranjero.
Para los artistas -en plena época de piraterías, top-manta y descargas gratuitas-, este aluvión musical representa un maná caído del cielo. Como si se tratara de un inmenso mercadillo de estilos, los hay para todos los gustos, desde los que recuperan el espíritu punk hasta los más refinados, generalmente estos últimos con sede en poblaciones turísticas y con unos precios no aptos para mileuristas.
Aunque la guerra por las estrellas se ha convertido en un clásico, la acumulación de festivales crea nuevos problemas y abre un futuro incierto para los que no están todavía consolidados: en este contexto masificado es dificilísimo encontrar un espacio singular que distinga una determinada oferta de la del vecino de la competencia. Así, algunos grupos pasan de un encuentro a otro sin poder ni siquiera pararse un momento a pensar dónde están.
A la espera de una revolución imaginativa que pueda aportar algo de aire fresco a un circuito festivalero que ya da ciertas señales de cansancio, sólo queda disfrutar de tanta propuesta musical.
La lista de artistas es extensa y variopinta. Por citar sólo algunos de los nombres más conocidos, en estos meses de verano actuarán en Cataluña: Amaral, Rubén Blades, Maria Creuza, Mala Rodríguez, Herbie Hancock, Georges Moustaki, Paul Anka, Julio Iglesias, Chick Corea, Ana Belén y Víctor Manuel, Diane Krall, Blondie, Sex Pistols y Primal Scream.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de junio de 2008