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Crítica:TEATRO

La tele no sirve para la escena

En el gremio de los actores todo el mundo sabe que el teatro significa un doctorado en interpretación. Por eso, afamados protagonistas del cine o de la televisión suelen tener mucho respeto a las tablas, algunos incluso nunca llegan a subirse a un escenario. Si además se trata de la obra de un clásico, un actor debe pensarlo mucho antes de comparecer en un teatro a pecho descubierto, sin trampa ni cartón y sin las posibilidades que ofrece repetir, una y mil veces, la misma toma. El camino del cine y de la televisión hacia el teatro está muy empedrado de fracasos.

Hay que reconocer, pues, que buena parte del elenco de este Don Juan, procedente de medios audiovisuales, ha asumido el riesgo del teatro. Ahora bien, una vez destacada su valentía o su atrevimiento, habrá que concluir que no han estado a la altura de uno de los mitos del teatro universal. Salvo alguna excepción, los actores corren, saltan y gesticulan más que actúan con graves carencias en el recitado del verso, y todo ello en medio de un montaje que oscila entre el cabaré-teatro y el tablao flamenco por la abundancia de números musicales.

Don Juan, el burlador de Sevilla

Dirección: Emilio Hernández. Escenografía e iluminación: Francisco Leal. Actores: Fran Perea, Manuel Tejada, Jorge Roelas, Isabel Pintor y Lluvia Rojo. Festival de Almagro. Hasta el 6 de julio.

Así pues, el reclamo de famosos de series de la televisión y los frecuentes desnudos en escena pueden servir para engordar la taquilla, pero no para sostener un espectáculo que sea digno del genio de Tirso de Molina y de la brillante tradición teatral de algunos montajes sobre El burlador de Sevilla. Tampoco la dirección ni la puesta en escena se han hecho merecedoras de figurar entre las buenas versiones de esta obra.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de junio de 2008