Inyectarse droga no es delito. Lo recuerda una juez de Barcelona en una sentencia que absuelve a dos heroinómanos y censura el trato que les dieron cuatro mossos d'Esquadra. Ocurrió la madrugada del 16 de abril de 2006 en Sant Adrià de Besòs, cuando una patrulla identificó a una pareja. Los policías fueron recibidos con insultos y los drogadictos intentaron huir.
"Chocaron y tropezaron con los agentes", dice la juez. Y acabaron esposados. Hubo juicio y el fiscal les acusó de una falta de respeto y desobediencia leve a los agentes de la autoridad y de otra falta de daños. La acusación particular ejercida por la Generalitat apreció un delito de atentado, cuatro faltas de lesiones y otra de daños, por la que solicitó un año de cárcel y 900 euros de multa.
Gabriela Boldó, juez sustituta del Juzgado de lo Penal 11 de Barcelona, considera que no hubo delito ni falta. Sobre el delito de atentado, afirma: "dudo de que actuasen en el legítimo ejercicio de sus funciones". O sea, "con exceso de celo y olvidando que el hecho que había motivado la actuación era que dos personas se estaban pinchando". La juez va más allá y añade que se trata de un "hecho que, de momento" no es delito, sino una infracción administrativa, y pese a ello los acusados acabaron detenidos".
En otro momento, reprocha a los mossos que, a pesar de que vieron que los detenidos se acababan de inyectar droga pidieron apoyo a otra patrulla, "en lugar de pedir una ambulancia", y les detuvieron. "Los policías olvidaron que en ese momento el ejercicio de sus funciones era un servicio público" y que lo prioritario era "atender al ciudadano y velar por su salud".
La sentencia también descarta que los acusados quisieran agredir a los policías y asegura que estaban ofuscados "posiblemente porque con los nervios y el miedo de ser descubiertos no encontraban las venas". Por todo ello, además de absolver a los acusados, la juez condena a la Generalitat a pagar las costas al apreciar que hubo "temeridad y mala fe" en el proceso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de julio de 2008