El alcalde de Lugo, José López Orozco, ha recurrido a la Ley de Grandes Ciudades para afrontar su primera remodelación de gobierno en esta legislatura y otorgar la responsabilidad de Urbanismo a una concejala no electa, María Novo. Vinculada a esta área y a la vida municipal, Novo es la actual gerente de la empresa municipal del suelo y en los plenos tendrá voz pero no voto. El actual edil del área, Francisco Fernández Liñares -uno de los hombres con más peso del gobierno local y persona de confianza de López Orozco-, será nombrado presidente de la nueva Confederación Hidrográfica del Miño-Sil en el Consejo de Ministros del próximo viernes. El alcalde lucense asegura tener "totalmente perfilada" la reorganización de su equipo.
Concluir los trabajos del nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) será el gran reto de la nueva concejala. El documento lleva nueve años en gestación e incluso llegó a superar el plazo de suspensión de licencias. Ahora se encuentra en su fase final tras intensas y largas jornadas de reuniones entre los tres grupos políticos para introducir modificaciones en un texto aprobado inicialmente y expuesto al público. Al mismo tiempo que se incorpora Novo, regresa a la corporación la anterior concejala de Xuventude, Rosana Rielo.
Desde el BNG, la edil Paz Abraira aseguró que el hecho de recurrir a una concejal no electa pone de manifiesto "la mediocridad" del actual gobierno local. El portavoz del PP, Joaquín García Díez, echa en falta que el urbanismo no tenga como cabeza visible a un político e incluso sostuvo que sería una postura "más sencilla y valiente" que el propio alcalde asumiera esta responsabilidad, aun con asesores técnicos externos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de julio de 2008