El miedo a la persistencia o ampliación de los problemas del sector financiero ha vuelto a provocar un desplome de los mercados de valores en las primeras horas de la sesión, aunque luego los inversores se tomaron las cosas con más calma y los cierres resultaron menos dramáticos de lo esperado.
El Ibex 35 se dejó en esta ocasión el 1,56% para cerrar en 11.794,70 puntos, pero para ello tuvo que remontar posiciones desde los 11.682,60 puntos a que cayó poco después de la apertura.
Como en ocasiones anteriores, los valores bancarios fueron los causantes del desplome que, también en forma reiterativa, estaba provocado por el temor de algunas entidades estadounidenses sobre la solvencia de su sector financiero.
En los próximos días comenzará la temporada de publicación de resultados del primer semestre y parece que los analistas tienen razones poderosas para pensar que habrá más problemas, es decir, que todavía habrá entidades que anunciarán deterioros en sus cuentas por la crisis de las hipotecas. No obstante, hay serias diferencias de criterio entre los analistas, algunos de los cuales han descalificado la nota de Lehman Brothers sobre las necesidades de captación de fondos de varias empresas de refinanciación hipotecaria. Esta nota ha sido la causante del último desaguisado en los mercados de valores y, aunque ayer se mantenían las dudas, los inversores no saben a qué carta jugar.
Los valores bancarios españoles superaron el bache como pudieron, pero los problemas se centraron otra vez en el sector energético, esta vez por el desmentido de cualquier operación de fusión en marcha, lo que le costó a Iberdrola caer el 9,14%.
Las operaciones corporativas, esta vez confirmadas, favorecieron a Vueling e Iberia, a pesar de que el sector no pasa por uno de sus mejores momentos.
El comportamiento de los mercados volvió a sorprender al hacer caso omiso de la caída del precio del petróleo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de julio de 2008