Adivinen para quién trabajo. En todo el país, ninguna empresa maltrata tanto a sus empleados. Nos tachan de parásitos, pero producimos ayudas y beneficios para los ciudadanos. A cambio de trabajo fijo, nos dan un seguro de hambre para toda la vida.
Cuando la economía va bien, nos ignoran; cuando va mal, pagamos los platos rotos. Tres congelaciones salariales y muchos años con subidas por debajo del IPC nos han llevado a perder un tercio de poder adquisitivo. Ganamos la mitad que nuestros colegas de la Unión Europea, pero trabajamos igual o más que ellos. No podemos negociar un convenio ni tenemos cláusula de revisión salarial, y la promoción profesional es escasa o nula. Los sindicatos mayoritarios le siguen el juego a la empresa en lugar de apoyar a sus trabajadores. Llevamos tres meses movilizándonos, pero no le importamos a nadie, ni a la empresa, ni a los sindicatos, ni a la prensa, porque sin sangre no hay noticia. Trabajo para la Seguridad Social. ¿Quién lo diría.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de julio de 2008