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Crítica:Música | Discos

Voz, pasión y dolor

Pedro Ruy-Blas se deja llevar en su nuevo disco por su personal manera de entender el jazz y la música negra

Recupera Pedro Ruy-Blas (Madrid, 1949) su apellido real, Ample, para titular a su más reciente obra. Otro capítulo de una larga carrera que comenzó en los años sesenta junto al grupo Los Grimm, siguió como cantante temporal de Los Canarios, conoció el efímero éxito pop como solista con la inolvidable A los que hirió el amor, se tornó experimental con el jazz de fusión de Dolores y más tarde se reinventó en el teatro musical. Pero siempre, la pasión primera, el rhythm and blues que le fascinó en aquellos discos que su cuñado, sargento negro de la base militar de Torrejón, le descubría siendo adolescente, fascinación que se tornaría en devoción cuando con 16 años, en un crucero en el que cantaba con Los Grimm, recaló una semana en Nueva York y se hizo con los primeros trabajos de Aretha Franklin y Otis Redding. Pedro Ample estaba descubriendo al cantante negro que habita dentro de él.

Músico vitalista, no duda en clasificar las tres pasiones - "mucha pasión y poca cabeza, ésa es mi cruz"- sobre las que ha edificado su carrera: el rhythm and blues, la música brasileña y el teatro musical. "Al escuchar a aquellos cantautores brasileños, que llevan unas instrumentaciones y unos ritmos que son una maravilla, descubro mi segundo gran amor después del rhythm and blues, la música afronorteamericana. Mi tercer gran amor es el teatro musical, que aparece en mi vida ya mayor, cuando me llamaron para Jesucristo Superstar. Descubrí que me gusta enormemente hacer de actor, me apasioné. Tuve que esperar años para hacer Los miserables, que supuso cantar de otra forma. Fue meterme en la técnica vocal, porque mi papel estaba muy cercano a la lírica. Hice 546 funciones".

Sin embargo, quien revela esto también afirma que, cuando el pop es bueno, "probablemente no hay nada mejor, ni el jazz ni nada. Cuando una canción pop es buena tiene una inmediatez que no la tiene ningún otro género. El problema es que al mismo tiempo es generador de grandes sumas de dinero y eso va emputeciendo, engolfando a la música y a los músicos". Ruy-Blas, que mantiene desde hace años el programa de radio Corriente ecléctica, no sólo es músico, es un teórico: "Mi pasión no tiene límites, soy un coleccionista de discos empedernido".

Así, no extraña el cuidado con el que elabora sus discos, como este preciosista Ample en el que entre ecos jazzísticos despliega la sabiduría de esa voz dúctil y poderosa, en compañía de músicos como Rubem Dantas, Horacio Icasto (arreglos y dirección musical) o Jorge Pardo, releyendo La niña de los Montoya y, en una estremecedora versión desnuda, A los que hirió el amor. Dos temas que encajan sin fisuras entre su más reciente cancionero, en el que habla del oficio de cantar y escribir, de los años vividos, del amor. Un álbum de madurez que define como "los primeros esbozos de lo que realmente soy como cantante", ¡y lo dice alguien con una carrera apabullante a sus espaldas! Pero es que, como canta en Club de jazz, a veces la música duele. "Duele por muchas razones, porque a veces convierte a los músicos en juguetes rotos, porque otras los menos merecedores de amor son los más amados, porque escuchar una canción de amor te duele en las entrañas, porque te acuerdas de un ser querido, de una época, de un beso que diste... Y ay de aquel que huya de ese dolor porque entonces no percibe la música como es".

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Ample está editado por Global Jazz / Factoría Autor.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de julio de 2008