Hoy llegaba al aeropuerto de Santander, camino de Londres, y al llegar la hora de embarcar, como siempre, he intentado ir rapidito hacia la cola, para así lograr que mi pequeña habilidad esquivando personas cargadas de maletas me recompensara con no esperar demasiado y pillar un buen asiento en el avión (básicamente, en ventanilla para ver las nubes).
Al llegar, una azafata muy amable me ha pedido no se qué papel, a lo que yo he respondido: "... no, pero yo sólo llevo el DNI y el billete". Ella me ha contestado, con cierta vergüenza: "A partir de ahora, los que pagan extra pasan primero".
La verdad es que ella ha sido muy correcta, y a mí no me ha importado esperar, pero me ha dado cierta nostalgia pensar que, a diferencia de antes, todo tiene precio estipulado, hasta ser el primero de una fila.
Tengo la sensación de que cada vez queda menos de habilidad, de prisa, de carreras, de enfados y emoción y hay más Visa y MasterCard.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de julio de 2008