El pasado domingo 20, en uno de mis habituales viajes de Barcelona a Copenhague, tuve la oportunidad de leer el interesantísimo artículo de Juan Jesús Aznárez sobre cuál de los dos Kirchner manda en Argentina.
Una pregunta que ya el pasado mes de octubre y con diferente tiempo verbal, ¿quién mandará?, ya se hacían miles de argentinos y de interesados en política argentina. La respuesta creo que es obvia y si Argentina fuese una monarquía podríamos dar a Cristina Fernández el título de "princesa consorte".
Ante el acertado voto del vicepresidente, Julio Cobos, respaldado por hombres que realmente entienden de economía, como es el ex ministro Roberto Lavagna, lo más acertado en esta ocasión, y aquí respondo a la pregunta de mi amigo y antiguo profesor Carlos Malamud, sería optar por un "divorcio político" y, como bien dice el pensador nacional argentino Alberto Buela, lo más lógico es que acomode su gabinete gubernamental y considere que los ministros heredados de su marido siguen siendo de él y no de ella.
Mientras, Argentina continúa con el rol de dramaqueen en el continente suramericano con sus "piqueteros", inflación y desaprovechamiento de oportunidades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de julio de 2008